Tomás Sancho y Teodoro
Estrela. Vocales del Comité Técnico “Actividades en la Planificación de
Recursos Hidráulicos” de SPANCOLD
El Grupo
de Trabajo sobre el Agua (WGoW) de la Federación Mundial de Organizaciones
de Ingeniería (WFEO) abarca las iniciativas sobre ingeniería del agua de la
WFEO y sus relaciones con los órganos y organismos de las Naciones Unidas,
principalmente con ONU-Agua y la UNESCO, en el ámbito de la contribución de la
ingeniería a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones
Unidas.
El WGoW de la WFEO fue
aprobado por el Consejo Ejecutivo de la WFEO en la reunión celebrada en octubre
de 2018 en Londres con motivo del Congreso Mundial de Ingeniería. Este grupo
fue propuesto conjuntamente por el Instituto de la Ingeniería de España y la
Ordem dos Engenheiros de Portugal. El Grupo de Trabajo sobre el Agua ha
adquirido al compromiso de realizar en el período trienal 2019-2021 tres
monografías sobre los siguientes temas:
- Gestión de sequías e
inundaciones: Mejores prácticas y contribución de ingeniería, en 2019,
- Alcanzando el ODS 6 sobre
agua: Contribución de la ingeniería, en 2020
- Adaptación al cambio
climático: agua y contribución de la ingeniería, en 2021.
Esta monografía trata el
primero de los temas, la “Gestión de
sequías e inundaciones: Mejores prácticas y contribución de ingeniería” y
se ha elaborado a partir de los documentos de referencia en estas materias y de
las contribuciones realizadas por los miembros de las organizaciones que se
listan en el apartado de autoría del informe y contribuciones.
El primer Informe ha sido
aprobado por la WFEO en su reunión anual de noviembre de 2019 en Melbourne, y
presentado en el WEC2019 (World Engineering Convention) celebrado en esa misma
ciudad y está disponible (en inglés) en la páginaweb de la WFEO. Se ofrecemos en el presente post un breve resumen de dicho
informe.
Según la Oficina de
Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres (UNDRR), el mayor número de desastres relacionados
con el Clima se debe a las inundaciones, seguido de cerca por las
tormentas. A continuación, aunque a una distancia considerable en número, se
encuentran las sequías y las olas de calor.
Los impactos económicos causados por los eventos extremos hidrológicos
–inundaciones y sequías– han ido en aumento en todo el mundo. Estos eventos
suponen serias amenazas a la vida humana y al bienestar de la sociedad y
representan una carga y a su vez un serio desafío para los Estados,
responsables de mantener el desarrollo económico y también el mantenimiento de
los servicios ecosistémicos, de los que depende la sociedad.
El cambio climático
provoca efectos negativos sobre la disponibilidad de recursos y la frecuencia
de presentación de los sucesos hidrológicos extremos, como las sequías y las
inundaciones. La OCDE sostiene que invertir en seguridad hídrica es una
condición necesaria para un crecimiento y un desarrollo sostenible. La gestión de los riesgos relacionados con los
eventos extremos requiere coherencia de las políticas en todos los
sectores, como la adaptación al cambio climático, la gestión del agua y la
reducción del riesgo de desastres.
Tradicionalmente los
eventos hidrológicos extremos se han venido gestionando como situaciones de
emergencia o de crisis a las que había que hacer frente movilizando recursos de
carácter extraordinario, generalmente por vía de urgencia. Este enfoque basado
en la gestión de crisis es un enfoque reactivo ya que incluye medidas y
acciones que se ponen en marcha después de que un evento extremo haya
comenzado. A menudo da lugar a soluciones técnicas y económicas poco
eficientes, porque las acciones se toman con poco tiempo para evaluar las
opciones óptimas y la participación de las partes interesadas es muy limitada.
En los últimos años estas políticas están cambiando en todo el mundo, pasando de un enfoque de gestión de la
crisis a otro basado en la gestión del riesgo o gestión adaptativa.
El enfoque de gestión del riesgo es una práctica cada vez más
generalizada en muchos campos de la ciencia y la ingeniería, no solo en los de
las sequias y las inundaciones. La reducción del riesgo de desastres busca
prevenir nuevos riesgos, reducir los riesgos existentes y gestionar el riesgo
residual. Afrontar de manera planificada los riesgos de estos fenómenos
extremos permite estudiar, analizar y consensuar medidas con todos los actores
interesados, y gestionar de manera anticipada el riesgo correspondiente,
valorando sus consecuencias desde todos los puntos de vista. En los últimos
años se han desarrollado planes de evaluación y gestión de los riesgos de las
inundaciones y de las sequias en muchos lugares del mundo.
La ingeniería desempeña un rol muy importante a la hora de predecir a tiempo el fenómeno natural,
las áreas afectadas, los riesgos y daños potenciales, la definición de las
actuaciones de adaptación, las mejores opciones de evacuación hacia zonas no
inundables o para garantizar los usos esenciales del agua y limitar los daños
en sequías, y para desarrollar planes específicos de gestión del riesgo de
inundaciones y de sequías.
Hacer frente a estos
fenómenos extremos requiere combinar adecuadamente toda una serie de medidas,
donde el papel de la ingeniería en su diseño y aplicación es fundamental y que
además corresponde desarrollar a los diferentes actores involucrados, lo que
refuerza la necesidad de instrumentar previamente los planes de gestión de
riesgo de manera participativa, para que sean conocidos y asumidos por todos
los agentes involucrados.
Debe ser responsabilidad
de los ingenieros aplicar cuanto antes las novedades y avances tecnológicos que
permitan gestionar mejor tanto las inundaciones como las sequías, mejorando los
sistemas de prevención y alerta y su fiabilidad, aplicando sistemas de ayuda a
la decisión, ofreciendo información sobre las previsiones de caudales y su
incertidumbre, tomando decisiones como inundar llanuras de manera controlada o
utilizar cauces de evacuación fusibles, la sobreexplotación temporal de los
acuíferos para afrontar sequías, la extracción de aguas o el reparto de
recursos disponibles para la seguridad hídrica en un contexto de sequía, entre
muchas otras.
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